Comenzamos igualmente con un buen estado de relajación. Cerramos los ojos y podemos concentrarnos unos minutos en la respiración (que es la herramienta anterior). Luego pondremos toda nuestra atención en la actividad mental, o sea, todo ese tren interminable de pensamientos, ideas, recuerdos, etc... que van desfilando por nuestra mente sin que nosotros lo hayamos solicitado. Todo esto debe ser observado tranquilamente con la misma serenidad y desapego con que se observó la respiración. Cada vez que aparece un pensamiento la atención debe observar como surge, se desarrolla y desaparece, encadenándose en una asociación o rosario continuo con otro y otro pensamiento. Incluso los pensamientos más sutiles deben ser observados imparcialmente, como quien observa los pájaros o cualquier otro fenómeno. No debemos caer en el error de "identificarnos" con pensamientos que se preguntan acerca de la propia práctica y otros asuntos "transcendentales". Recordad que NO SOMOS LOS PENSAMIENTOS. Cada vez que resultemos arrastrados o absorvidos por un pensamiento, en cuanto nos demos cuenta, debemos volver tranquilamente a la observación imparcial.

Esta segunda herramienta, cuando es utilizada todos los días, nos va proporcionando no sólo un gran estado de armonía (de hecho, para los que os interesa esto, los hemisferios cerebrales se sincronizan maravillosamente) sino que ireis ganando en lucidez y capacidad para recordar vuestras experiencias oníricas. Ved que estamos prestando atención a los sueños (pensamientos) sin identificarnos con ellos... y esto nos va proporcionando una creciente capacidad de investigación y movimiento voluntario en las horas en que nos movemos fuera del cuerpo (en el Mundo Onírico).

IMPORTANTE: esa sensación de contemplar, de observar imparcialmente, debe ser recordada en diferentes momentos del día. Haced un pequeño alto en medio del tropel de nuestras actividades cotidianas para "observar serenamente sin identificación". Dicho de otra forma: en medio de cualquier actividad tumultuosa, detenerse y contemplar interiormente la mente durante un instante. Así vamos haciendo "consciente el subconsciente" o sea, vamos siendo cada vez más conscientes del Mundo Onírico, con todas sus ventajas.

No hay que cansarse de manejar esta herramienta. Quien practica un día sí y dos no finalmente no llega a ninguna parte. Debereis amar esta herramienta por sí misma y disfrutarla intensamente.